ALICIA KOPLOWITZ MUESTRA POR PRIMERA VEZ SU COLECCIÓN DE ARTE EN PARIS.
EL HUFFINGTON.POST
La exposición se podrá ver del 3 de marzo al 10 de julio.
La escultura 'Araña III' de Louise Bourgeois junto al cuadro 'Kula Be Ba Kan' de Miquel Barceló.
Como Koplowitz, Nélie Jacquemart, esposa del heredero de la fortuna de una familia protestante instalada en París en el siglo XIX, dedicó sus años de viudedad a amasar una gran colección de arte. "Quiso hacer un museo para la posteridad en el que plasmara su gusto, pero con obras elegidas de forma muy profesional", asegura Melendo.
Una iniciativa que se parece mucho a la forma en la que Alicia Koplowitz ha ido reuniendo su colección. Admirada por el parecido, la empresaria "rompió la barrera" que tenía a la hora de enseñar su colección y se convenció de que había que enseñar el fruto de tantos años de interés artístico. A través de la colección queda expresada la personalidad de su dueña, señala Melendo, que asegura que el recorrido tiene "una coherencia, la de una selección hecha por una mujer con interés estético, pero sobre todo artístico".
Cada nueva adquisición se integra en el "puzle" que otorga coherencia al todo, al igual que su buen estado de conservación, sin restauración, que les da una frescura y magia particulares.
La disposición de los cuadros, cronológica, se extiende en ocho salas con la pretensión de que el viaje artístico se haga con delicadeza. "El visitante no siente que pasan más de 500 años de historia del arte ante sus ojos", indica el comisario.
La muestra comienza en el Siglo de Oro español y en sus primeros pasos traza el interés de la coleccionista por el arte de España, desde Zurbarán hasta las pinceladas de Goya, uno de los artistas más representados en la exposición.
El último escalón está en una sala dedicada al "choque de las materias", con artistas como Giacometti, Freud, Bourgeois o Barceló que trabajan el interés por diferentes materiales.
Melendo asegura que la muestra de París ha hecho a Koplowitz "perder el miedo", por lo que está convencido de que se repetirá en otros lugares del mundo y, "por qué no", quizá algún día encuentre un museo propio donde perpetuarse.
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