LA ESTRATEGIA DEL FUEGO MALAGA HOY
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La Junta trabaja en la implantación de las quemas prescritas en
el diseño de un nuevo modelo preventivo por acumulación de biomasa,
sequía y calor
El
incremento de la combustibilidad en vegetación natural y cultivada en
los montes y sierras derivado de los eventos extremos de sequía y del
incremento de las temperaturas por el cambio climático y de otros
procesos asociados al abandono de usos agrarios tradicionales han puesto
en cuestión en los últimos años la sostenibilidad y adecuación de la
actual política de prevención y extinción de los incendios forestales.
Las brigadas de hidroaviones y helicópteros, camiones
cisterna y vehículos autobomba y los miles de efectivos en tierra del
Infoca resultan impotentes a la hora de enfrentar las serias amenazas de
incendios de alta intensidad que el clima y terreno forestal dibujan en
el escenario rural andaluz. Los que hoy escapan al control inicial de
los operativos están resultando cada vez más devastadores y desde la
Consejería de Medio Ambiente entienden que es hora de caminar hacia otro
modelo de gestión en el que las quemas controladas o prescritas jueguen
un papel clave que garantice el sostenimiento de los ecosistemas
mediterráneos.
La estrategia del fuego contra el fuego se inició
hace ya años en los países más avanzados en la prevención como Estados
Unidos y Canadá, basándose tanto en las destrezas culturales históricas
de los indígenas como en los fuertes avances científicos y tecnológicos
en el empleo del fuego técnico de baja intensidad como medida de
prevención con la que minimizar e incluso eliminar los riesgos de
siniestros forestales. Un proceso de anticipación en la definición de
una nueva estrategia al que se han sumado ya regiones como la de
Castilla y León, Cataluña y la Comunitat Valenciana y al que se asoma
ahora Andalucía en base a los interrogantes que generan las nuevas
condiciones naturales y los cambios de usos del hombre en el medio rural
(agricultores, cazadores, turistas y deportistas) sobre la viabilidad
económica y científico-técnica de las actuales políticas preventivas.
Pese a contar con un plan de referencia en el ámbito
mediterráneo como es el Infoca, Andalucía comparte con el resto de
regiones del litoral la intranquilidad de un nuevo escenario que
requiere cambios en las herramientas y técnicas empleadas hasta ahora y
el laboratorio elegido para fijar la nueva hoja de ruta, en base a las
reflexiones de los expertos de todo el país, será el ámbito académico.
Los días 24 y 25 de noviembre se celebrará en la Universidad de Almería
las jornadas Cambio climático y global, incendios y uso del fuego en ecosistemas mediterráneos con
el objetivo de crear un marco para el debate y entendimiento con el que
avanzar en el conocimiento sobre las quemas prescritas. Un seminario
pionero con las voces más autorizadas del país en materia de gestión
forestal que organiza el Centro Andaluz para la Evaluación y Seguimiento
del Cambio Global.
Desde la Consejería de Medio Ambiente explican que el
fuego juega un papel clave en el mantenimiento de ecosistemas adaptados
o dependientes de su acción (el corcho del alcornoque es una adaptación
al fuego y son múltiples los matorrales que lo necesitan para reciclar
materia seca y regenerarse) y excluirlo, como ocurre por la eficacia de
los sistemas de prevención y también en la extinción, puede suponer la
pérdida de algunos ecosistemas y especies valiosas. En definitiva, hay
mayor volumen de biomasa combustible que nunca y está más tiempo seca,
lo que genera una velocidad de propagación de los incendios terminal, un
exceso de vegetación que puede convertir al fuego en una bestia
indomable. De ahí la preocupación creciente en el seno de la
administración andaluza y el impulso de una nueva política que ya se ha
ganado el respaldo de las principales asociaciones y colectivos
ecologistas, pese a lo impopular que puede resultar en algunos sectores
de la sociedad.
Desde el Plan Infoca trabajan desde hace años a
instancias de la Consejería de Medio Ambiente en la implantación de la
receta del fuego contra el fuego, una dosis que no será generalizada y
se irá administrando con quemas puntuales y controladas siempre y cuando
las condiciones climatológicas los permitan fuera del periodo de alto
riesgo. No se trata de generar incendios a gran escala, sino en las
pequeñas áreas de matorral y monte bajo, respetando el arbolado y
enclaves estratégicos, alejadas de zonas de mayor valor ecológico. Los
profesionales del Infoca se vienen formando desde 2013 en este tipo de
fuegos cuyo carácter prescrito y técnico los diferencia de aquellas
quemas que se usan tradicionalmente en los entornos rurales para la
recuperación de los pastos y la eliminación de los restos agrícolas, si
bien siguen a la espera de la normalización por parte de la Junta de
este tipo de práctica orientada a la reducción controlada del
combustible superficial en zonas vulnerables. En regiones como la
Valenciana se realizaron las primeras quemas en 2005. Las organizaciones
ecologistas e instituciones de referencia como la Fundación Pau Costa y
el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña avalan la prescipción del
fuego contra el fuego.
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